La situación actual que se vive con la pandemia ha sido un parte aguas para medir la productividad de las empresas, siendo las de mayor competitividad digital las ganadoras. ¿Y tú eres de las empresas ganadoras?
Si lo eres te has dado cuenta que también ha sido sin duda un acelerador en los cambios relacionados con la concepción que se tenía del trabajo.
Desde el 2010, antes de que el COVID-19 impactara en nuestras vidas, varias empresas de renombre, como Google o Amazon ya habían implementado estrategias enfocadas a la gestión efectiva del talento humano.
Esto dio como resultado un crecimiento no solo en la percepción del público hacia sus marcas, sino en sus índices de competitividad digital.
Tras la llegada de la pandemia fue claro que los cambios ya no eran cuestión solo de las grandes empresas, sino de las medianas y hasta las famosas PYMES, tuvieron que entrar en estas transformaciones.
Pero estas mutaciones van más allá de trabajar desde casa (es decir home office). Literalmente se requiere una nueva forma de trabajar y gestionar a los equipo para ser altamente competitivos digitalmente.
Esto involucra nuevas formas de interactuar con nuestro entorno y hasta nuevas formas de administrar y buscar el talento humano.
¿Qué es la competitividad digital y cómo repercute en la empresa?
Un error común, es el de pensar que todo lo relacionado con el término digital, solo repercute para empresas del sector de tecnología y software.
El International Institute for Management Development (IMD por sus siglas en inglés) o Instituto Internacional para el Desarrollo Gerencial, define la competitividad digital como la capacidad que tiene un país de explorar y adoptar tecnologías digitales que mejoren las prácticas gubernamentales, empresariales y sociales en general.
¿Cómo repercute entonces la competitividad digital en una compañía?
Las empresas son organizaciones; entidades vivas que atraviesan por cambios y deben adaptarse a los mismos.
Estos cambios se dan cada vez más rápido, y a veces de manera inesperada, es por ellos que se deben generar estrategias para una gestión efectiva del talento en el entorno VUCA.
El IMD contempla un modelo de competitividad digital el cual consta de tres elementos clave que a su vez se componen de tres factores cada uno:
Conocimiento
implica el entendimiento y aprendizaje de las tecnologías; se basa en talento, educación y un número adecuado de científicos ubicados en la fuerza laboral de cada país.
Tecnología
aborda la adecuación de políticas fiscales que permitan a los negocios obtener el capital para invertir, mejorar y hasta desarrollar sus estructuras tecnológicas.
Adaptabilidad para el futuro
es la capacidad que tiene la economía de un país para explorar y adoptar tecnologías digitales que la lleven a una transformación en temas relacionados con gobierno, modelos de negocio y asuntos sociales en general.
Ninguna empresa puede adoptar la digitalización sin contemplar tanto aspectos externos como internos.
Los aspectos externos están relacionados con el entorno que le rodea, como puede ser la situación del país o región.
Por su parte, los factores internos están relacionados con los principios e ideas que rigen a la organización.
Ahora que ya conocemos los aspectos clave, es necesario que entendamos que la digitalización es un proceso y como tal llevará cierto tiempo.
¿Quieres saber cuál es el proceso para incrementar la competitividad digital de tu empresa? Coméntanos.

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